martes, 2 de septiembre de 2014

SPTB

Ya estamos de lleno en Septiembre. ¡Ay Septiembre! Septiembre es como el primer mes del año, nuestro querido Enero, ese mes en el que te planteas cambiar, te compras una agenda nueva, te propones retos, imaginas tu vida de otro modo y te repites una y mil veces que sí, que esta vez va en serio, que te vas a poner a ello y que vas a conseguir algo maravilloso de lo que poder sentirte orgulloso (pero sin saber exactamente qué). Más deporte, una vida sana, ir todos los días a clase, llevar el estudio al día, aprender inglés…
Pero no, cuando te das cuenta han pasado 8 meses desde que te atragantaste con las uvas (porque lo hiciste), a clase has ido a la única asignatura que de verdad te gustaba, o a la del profesor más guapo, tampoco nos equivoquemos.
Has sobrevivido y llegado a tus ansiadas vacaciones más a salvo que sano y ahora Agosto ya se ha despedido de ti, así, sin antes avisar. Y sigues sin haber cambiado nada. Este verano has probado las pizzas de todos los restaurantes de tu ciudad, has catado toda la carta de cócteles del chiringuito de moda, las cañitas con amigos te han sabido a cielo, y el único deporte que has practicado ha sido aprender bachata, porque no te ha quedado otro remedio.  Nada de lo que habías apuntado en fosforito en tu bonita agenda y planeado a principios de año se ha cumplido. Pero ¿Qué más da? Que nos quiten lo “bailao”, a mí me encanta que me lo quiten porque para eso tenemos nuestra segunda oportunidad: SEPTIEMBRE.


Nos han inculcado desde bien pequeñitos que Septiembre es un “volver a empezar”. Huele a libros nuevos y a ilusiones nuevas.
Volver a la ciudad y reanudar todo lo que durante las vacaciones hemos dejado de lado parece misión imposible, pero es ahora el momento en el que nos vemos con fuerza para coger las riendas de nuestra vida y emprender nuevos proyectos.

A partir de ahora esperamos ansiosos que llegue el invierno, porque sí, porque somos así, cuando tenemos frío queremos asarnos al sol y cuando estamos tirados en la arena deseamos envolvernos con una bufanda bien gordita. C’est la vie.
Septiembre son esos días de transición, Septiembre es calzarse de nuevo las zapatillas y salir a correr, es levantarse temprano y prepararse un buen café, es volver a la universidad, al trabajo y a la vida. Esa vida tan nuestra que habíamos dejado apartada sólo para disfrutar durante un breve lapso de tiempo. Septiembre es VOLVER, y vamos a volver con más ganas que nunca.



"Deja de esperar que las cosas pasen, sal ahí fuera y haz que pasen"

viernes, 22 de agosto de 2014

Ahora que ya no estás

Dicen que cuando deseas algo con mucha fuerza debes dejarlo en libertad, que si vuelve a ti será tuyo para siempre y si no vuelve es porque no te pertenecía desde el principio.
Y sí, te dejé ir, porque en el fondo estábamos predestinados a ser nada, a no ser nada más que aquello que fuimos.
Hacerme la loca se me daba tan bien... porque sabía que esa era la única forma de poder formar parte aunque fuese sólo un poquito de ti.
Y ahora aquí estoy, esperando que el universo premie mi generosidad por haberte dejado libre, por no haber tenido valor de contarte lo que sentía.

Porque no pude contarte nada...






No pude contarte que habías entrado de forma especial en mi vida, que sin quererlo te habías apoderado de mí. No pude contarte que cada abrazo tuyo me cortaba la respiración, pero que a la vez hubiese podido vivir sin aire por mucho tiempo. Tampoco pude contarte que esperaba encontrar tu sonrisa a la vuelta de cualquier esquina, a través de la ventanilla de cualquier coche o en cualquier restaurante, porque la tuya era una sonrisa especial, de esas que se contagian sin que quieras. Ni pude contarte tampoco que cada caricia, cada palabra o cada mirada tuya me hacía vibrar, como vibran los escenarios de un concierto, como vibra tu canción preferida cuando la escuchas a todo volumen. No te conté que vivía pegada al móvil esperando un "whatsapp" que me diese los buenos días, o me preguntase como me había ido el día.
Mucho menos te conté que contigo me sentía protegida, que necesitaba que me callases con besos y me dijeses que todo iba a salir bien. No te conté que soñaba contigo cada noche esperando que al amanecer estuvieras allí, como aquél día. 

No te conté nada, porque tal vez no hizo falta...